Cuando estuve en Indonesia tuve la oportunidad de trabajar en uno de los coworkings más maravillosos que he estado, un lugar rodeado de naturaleza, gente interesante y comida orgánica, que resultó completamente inspirador y fructífero en el plano laboral.

Yo no soy mucho de dulces, pero hace poco que he dejado de fumar y confieso que a veces sufro arrebatos. En el coworing solía merendar un delicioso brownie orgánico, preparado artesanalmente con ingredientes de la zona. Venía servido sobre una hoja de banano: La perfección hecha plato, ¡no necesita ser limpiado! cero gasto de agua.
Lo acompañaba con un delicioso zumo natural de piña recién exprimido. Éstas eran las pajitas con que tomaba mi zumo: pajitas biodegradables y orgánicas, hechas de bambú.

Dentro de mi cruzada contra los productos de plástico, manifiesto que los envases de take away de los locales de comida son de lo más contaminante y egoísta: envases de un solo uso, que ensuciarán el mundo eternamente. Muy cerdo (pobres cerdos).
Personalmente, pienso que estos gestos dicen mucho de la filosofía de un local de comida, ¿Cómo van a cuidar de mi alimentación, aquellos a quienes no importa el planeta en el que viven?

Por eso me encantaron estas pajitas biodegradables y orgánicas, hechas de bambú. Las puedes limpiar y reutilizar cuánto quieras, y si un día te cansas de ellas no pasa nada: la naturaleza las reabsorverá.

¡Esta era mi preciosa merienda, cuánto la extraño!