En el medio de Berlín, entre los barrios de Neukölln y Mehringdamm, existe uno de los mayores parques urbanos del mundo, una maravilla de oasis en la gran ciudad: el antiguo aeropuerto de Tempelhof.
El aeropuerto pasó muchos años cerrado al publico, pero hoy en día, cuando sale el sol, los habitantes de Berlin acuden en masa a disfrutar de este inmenso espacio, y a practicar deportes al aire libre.
Una serie de colectivos han tomado posesión de una gran zona al este del gran aeropuerto allí donde terminan las pistas, y en un inmenso campo, han empezado a construir muchos huertos urbanos fabricados con materiales reciclados y sobretodo mucha maña.
Es un espectáculo. Un lugar surrealista y mágico que reúne cosas del País de Nunca Jamás, de Rivendel, y algún otro lugar imaginario fabricado con deshechos.
La intención es que este sea un lugar de encuentro para los vecinos y obviamente un huerto urbano colectivo, porque nada une más a las personas que un huerto en común: la experiencia de sembrar, cuidar y ver crecer los vegetales, cosechar y compartir los alimentos.
Algunos de los proyectos que pretende esta iniciativa son: disponer de una aula verde para los escolares de la zona, un lugar donde impartir clases al aire libre, clases sobre cómo construir un horno solar, clases de yoga en el campo, crear un banco de semillas, disfrutar de un parque infantil para los niños, etc.